El pringue de la mugre tumecina*
rodea con su grasa mi muñón;
debajo de las uñas se adivina
coagulada
la sangre de cuando maté a Ramón.
Los pliegues de mis dedos, tan salados
me sirven de comida cotidiana;
mi padre se pregunta preocupado
cómo pude salirle tan marrana.
Recuerdo con jolgorio y gratamente
aquel veloz camión de la basura
que me aplastó las manos de repente
y en muñón las trocó, no sin dulzura.
Hoy la mierda me acude complaciente
ungulados muñones la reciben
son dos manos que sirven de simiente
para que el mundo perciba mi afán de reunir en torno a mis extremidades superiores, con júbilo, todo lo execrable.
* “Tumecina”: Vocablo creado a partir de “tumefacta” y “mortecina”
lunes, octubre 17, 2005
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2 comentarios:
No obstante, el gran filólogo de la universidad de Upsala, Rudesindo Trapote, siempre defendió que tumecina era una forma de anquilosamiento dada entre los habitantes de cierta parte del norte de Africa, los cuales, al permanecer demasiado tiempo con el cuello estirado tratando de ver a la vecina del bloque de enfrente a la hora de meterse a la cama, dejaban sus cervicales en un estado de tumefacción conocido como "Tumecina", o también llamada técnicamente "Contracción Tumecina". Trapote trató siempre de demostrar que éste era un término de larga tradición, como sugerían antiguos refranes y poemas, como aquel célebre "Quedé extasiado, en las formas reviradas, trayendo con mi cuello a mis ojos tumecina"
Trapote no tiene ni idea, usted sí que sabe...
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