Si se parecen la caspa y la ceniza
no sorprende que cosas tan dispares
como el cobre o el brillo de los mares
nos dañen tan adentro, tan deprisa
El dolor escuece a veces con su risa
pero otras pasa lento con sus males.
Permanece -y da igual que lo apuñales-
inamovible, arriba en su repisa
El sistema linfático fluyendo
el páncreas destilando los desechos
y la muerte tan viva destruyendo
Esta calle de estómagos maltrechos
donde moran Penélope y Don Mendo
se llama yo y está presa en mi pecho
domingo, marzo 16, 2008
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