Un coche ardía hace unos meses bajo mi ventana
la misma que quise usar para suicidarme en 2003
cuando el Huerva se desbordó y todo lo demás
Están reculando mis instintos proxenetas
quizás pronto volveré a decirle al taxista
que pare para vomitar en la acera de Pilatos
Las voces que me hablan a la nuca
ya no repiten tanto su letanía de descuartizamientos
y cada vez juego más a ser el embalsamador
Me rompo las uñas escarbando
para ver si encuentro aliento bajo el estiércol
y vuela una luciérnaga entre la sangre
jueves, marzo 17, 2011
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